A MARGARITA PAKSA, CARREIRA, RODRÍGUEZ ARIAS, PERALTA RAMOS, BONY, SROPPANI, TROTTA, PALACIOS, RENZI, RENART, RUANO, LAMELAS, y PLATE
La carta que transcribo hace referencia a una situación coyuntural planteada a fines de los años 60. La postura ética que en ella se reclama sigue siendo tan necesaria hoy como ayer.
Buenos Aires, 13 de marzo de 1968.
Sr. Jorge Romero Brest:
Hace una semana le escribí dándole a conocer la obra que pensaba desarrollar en el Instituto Di Tella. Hoy, apenas unos días más tarde, ya me siento incapaz de hacerla por una imposibilidad moral. Sigo creyendo que era útil, ACLARATORIA, y que podía poner en tela de juicio los conceptos sobre los que estaban fundadas las obras de algunos de los artistas invitados, y tal vez llegar a conflictuarlos. Lo que yo ya no creo es que esto sea necesario. Me pregunto: ¿es importante hacer algo dentro de la institución, aunque colabore a su destrucción? Las cosas se mueren cuando hay otras que las reemplazan. Si conocemos el final, ¿por qué insistir en hacer hasta el último paso? ¿Por qué no situarnos en la posición límite? Ayer precisamente comentaba con Ud. cómo a mi entender, la obra iba desapareciendo materialmente del escenario, y cómo se iban asumiendo actitudes y conceptos que abrían una nueva época, y que tenían un campo de acción más amplio y menos viciado.
Es evidente que, de plantear situaciones morales en las obras, de utilizar el significado como una materialidad, se desprende la necesidad de crear un lenguaje útil, una lengua viva y no un código para élites. Se ha inventado un arma. Un arma recién cobra sentido en la acción. En el escaparate de una tienda carece de toda peligrosidad.
Creo que la situación política y social del país origina este cambio. Hasta este momento yo podía discutir la acción que desarrolla el Instituto, aceptarla o enjuiciarla. Hoy lo que no acepto es al Instituto, que representa la centralización cultural, la institucionalización, la imposibilidad de valorar las cosas en el momento en que éstas inciden sobre el medio, porque la institución sólo deja entrar productos ya prestigiados a los que utiliza cuando, o han perdido vigencia o son indiscutibles dado el grado de profesionalismo del que lo produce, es decir los utiliza sin correr ningún riesgo. Esta centralización impide la difusión masiva de las experiencias que puedan realizar los artistas. Esta centralización hace que todo producto pase a alimentar el prestigio no ya del que lo ha creado, sino del Instituto, que con esta ligera alteración justifica como propia la labor ajena y todo el movimiento que ella implica, sin arriesgar un solo centavo y beneficiándose todavía con la promoción periodística.
Si yo realizara la obra en el Instituto, ésta tendría un público muy limitado de gente que presume de intelectualidad por el hecho meramente geográfico de pararse tranquilamente en la sala grande de la casa del arte. Esta gente no tiene la más mínima preocupación por estas cosas, por lo cual la legibilidad del mensaje que yo pudiera plantear en mi obra carecería totalmente de sentido. Si a mí se me ocurriera escribir VIVA LA REVOLUCION POPULAR en castellano, inglés o chino, sería absolutamente lo mismo. Todo es arte. Esas cuatro paredes encierran el secreto de transformar todo lo que está dentro de ellas en arte, y el arte no es peligroso (la culpa es nuestra).
¿Entonces? Entonces, los que quieren trepar, trabajen en el Instituto, yo no les aseguro que lleguen lejos. El I.T.D.T. no tiene dinero como para imponer nada a nivel internacional.
Los que quieran ser entendidos en alguna forma, díganlo en la calle o donde no se los tergiverse. A los que quieran estar bien con Dios y con el Diablo les recuerdo: "los que quieran salvar la vida la perderán". A los espectadores les aseguro: nadie puede darles fabricado y envasado lo que está dándose en este momento, está dándose el Hombre. La obra: diseñar formas de vida.
Pablo Suárez
Esta renuncia es una obra para el Instituto Di Tella. Creo que muestra claramente mi conflicto frente a esta invitación, y por lo tanto haber cumplido con el compromiso.