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“Los sones de los Rolling Stones y de Sony and Cher –que aportaban su ruido a la reunión– se detuvieron pasada la una de la madrugada: a partir de allí, los huéspedes se sentaron en el piso –entre vulgares vasos de vino– y se dispusieron a gozar del «muy intelectual» strip-tease prometido en la invitación. En general, las improvisaciones de los responsables fueron ingeniosas: desde «Córtame el bizcochuelo» –Cristina Astigueta y Oscar Palacio, ataviados con vestuario comestible– hasta el paseo de la bailarina Chela Barbosa y la pintora Lea Lublin cubiertas –bastante poco– por adornos de papier maché y diminutas lámparas eléctricas estratégicamente distribuidas. Pero el golpe de talento estaba reservado a las intervenciones de la impredecible Graciela Martínez (minirobe a medio muslo), quien se dedicó a desvestir, entre ejercicios de danza y ritmo, al tieso [crítico de arte francés] Michel Ragon, extendido en el suelo: la apoteosis fue el descubrimiento de la camiseta sin mangas que ostentaba el crítico debajo de sus prendas exteriores, cuya visión hizo corear el grito de «¡Mersa!» a toda la concurrencia”. (“Strip-Tease”, Primera Plana, septiembre de 1966).