Se prepara el yeso batiéndolo bien y se va salpicando con cierta fuerza sobre la pieza. Al mismo tiempo se sopla para que penetre en todos los intersticios, se borren las burbujas y calque lo mejor posible la forma. Antes de que fragüe el yeso se procede a limpiar los bordes de los taseles para dejarlos siempre descubiertos. Estos bordes tienen que quedar absolutamente brillantes y tienen que verse siempre.