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Manuel Prado le escribe: “Iba á concluir aquí dándole las gracias por el cariño personal que me demuestra al exhumar mis pobres y lamentables pasatiempos de fortín; pero se me ocurre una pregunta: ¿Por qué sus indios cabalgan a pelo? Sé que Ud. siendo muy niño, vió pasar por cerca de la estancia en que se hallaba con su padre, grupos dispersos de aquella famosa invasión que se conoce con el nombre de la ‘Blanca Grande’. Entonces vió á la indiada jineteando en pelo, pero, seguramente, porque corrida por las tropas se vió en el extremo de abandonar los ensillados para disparar mejor y más liviana. El indio cuando invadía, boleaba ó realizaba largos viajes, usaba recao, lujoso o ruin según la fortuna ó la habilidad de cada cual. El malogrado Della Valle, en su célebre cuadro ‘La vuelta del Malón’ incurrió en el mismo error; pero aquel artista tenía en su disculpa la circunstancia de no ser como lo es Ud., un conocedor profundo y concienzudo de nuestra tierra”, Letras y colores, Buenos Aires, año I, N° 8, septiembre de 1903, s/p.