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“Y es que todo eso era contrario á las manifestaciones de la vida que por todas partes surgían y nos bloqueaban agitándonos con la expresión formidable y avasalladora que sólo la vida impone aún en sus imperfecciones y desequilibrios, con sus contrastes y armonías. Y si la disciplina se mantenía ante el respeto al maestro, ya, también, la voz secreta de nuestras expansiones reforzada con la habilidad manual adquirida y furtivamente probada ante algún rincón de Palermo, en algunas de las ya repetidas infidelidades que durante el horario diurno hacíamos á Fidias y a Policleto, trabajaban nuestra conciencia con más tesón, con más ahínco.” Martín Malharro, “Del Pasado. Páginas de un libro inédito”, Athinae, Buenos Aires, año II, N° 15-16, noviembre-diciembre de 1909, p. 9.