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“En ese caso era proverbial el trabajo enorme de Romero para pronunciar la suspirada sentencia ‘e...e e es est... essstá...bien!’ y secamente y como avergonzado de haberse tenido que entregar, pasaba á otro banco en el que caía un aguacero de padre y señor nuestro”, Martín Malharro, “Del Pasado. Páginas de un libro inédito”, Athinae, Buenos Aires, año II, N° 15-16, noviembre-diciembre de 1909, p. 8.