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Ángel Osvaldo Nessi comenta que su exposición en 1902 no fue bien recibida: “Cuando Malharro expone sus paisajes del suburbio o del campo ante el público de Buenos Aires, a comienzos del siglo, el porteño no aprecia como obra artística una visión de la naturaleza que, además de serle familiar –y aún desprestigiada por el sentido peyorativo que a la sazón arrastran los vocablos ‘arrabal’ y ‘pulpería’–, está acostumbrado a ver con mirada utilitaria, como ‘agro’, como campo. La mirada del contemplador queda sumergida tras la del estanciero, lo que es un inconveniente. Al porteño le interesaría entonces un paisaje más bien recortado, lujoso, de supercultivo, un paisaje como podría ser el de los jardines versallescos, no la modestísima perspectiva de nuestras chacras”, en Malharro, La Plata, Ed. del Ministerio de Educación, Serie de arte, 1957, pp. 37-39.