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Donald Drew Egbert analiza un párrafo que escribe Kropotkin para Paroles d'un révolté, donde además de pedirles a los jóvenes que muestren la fealdad de la vida contemporánea y las ignominias del orden social sostenía que “…para el arte contemporáneo no existe ya la alegría de haber redescubierto el mundo de la antigüedad y con él las fuentes de la naturaleza –esa alegría que caracterizó a las obras maestras del Renacimiento– mantuvo que el realismo no era un reemplazo adecuado para la auténtica idea revolucionaria de la que el arte aún carecía…”. Egbert concluye que de esta manera Kropotkin incentivaba a desarrollar nuevos movimientos artísticos antiacadémicos, y propiciaba enfoques distintos a los de los marxistas, que acercaban al simbolismo y a la abstracción. Cfr. Donald Drew Egbert, El arte y la izquierda en Europa, Barcelona, Gustavo Gilli, 1981, pp. 216-217.