[...] Ha atravesado un umbral en el que ahora depende de nosotros limitar su trayectoria a la disciplina o ampliarla, acotarla a su contexto o internacionalizarla. [...] como en el caso de Coplans, Mapplethorpe o los Becher, refleja la época en que vivimos, la cuestiona y la subjetiviza. Él también viene de la fotografía, pero –como ellos– la traspasa.
Humberto Rivas ha visto cómo la fotografía pasaba de las revistas y los libros a los marcos de aluminio negro de 50 x 40 cm. Después ha sido testigo del paso, gigantesco, a la fotografía tableaux en los años ochenta. Seguidamente ha visto como la fotografía deja la disciplina para adaptarse a los cánones visuales de los museos y las bienales. Y en todo este proceso no ha dado un paso epocal. Al contrario, a cada cambio de actitud su obra crecía en dimensión. No se adaptaba, sino que coincidía, ganaba, sin ninguna voluntad [...] convergía.
En su estudio no hallaremos ni libros ni revistas de la actualidad estética, ni catálogos de Documenta. Su agenda no incluye listas de críticos ni galeristas. Sus títulos no incluyen nunca los apellidos, sólo nombres propios y amicales. La habitación principal de su vivienda -taller es la mesa del comedor-cocina. Lugar de conversación, de transmisión de saberes y sentimientos, de comunicación. Hablarías con él horas y horas, sin repasar los atributos de la escena artística.
[...] Resultaría paradójico que en nuestra época, que tiende a pormenorizar el sujeto, el papel del artista [...] y a sustituirlo por a la sociología contextual, Humberto Rivas haya significado todo lo contrario: construir una obra del presente, [...] fuertemente actual, desde el lado del sujeto y sus mitos. [...]