[...] Humberto Rivas explora las fisuras. Se trata de un comportamiento que me hace pensar en otra fotógrafa, Diane Arbus. En ella se ha observado un gusto por lo morboso por lo “anormal”, el desequilibrio, la fractura. [...]
Humberto Rivas busca también ese “fallo” [...] Algunos de sus retratos, como el de Marcial (1979), el de Rosana (1995) o la serie dedicada a Violeta “La Burra” (1994), expresan esta quiebra bajo la forma de una particular violencia, y ello sin necesidad de aludir a la historia que hay detrás de los personajes fotografiados. Pero lo mismo podríamos decir de los otros retratos e incluso de las fotografías dedicadas a ruinas o flores marchitas, aparentemente más neutras. Paisajes de una rara belleza como los de Empúries (1988) o Cabo Nati (1989) revelan igualmente esa fractura. Porque en Humberto Rivas, lo siniestro no es sino el envés de la belleza que se atisba por un instante a través de las fisuras.
Con todo, Diane Arbus y Humberto Rivas representan actitudes muy diferentes. A propósito de Arbus, recuerdo una discusión acalorada con Rivas a raíz de la visita a una exposición de la fotógrafa [...] en Barcelona. Cuando le expresé mis reservas hacia ese lado morboso que yo observaba en sus fotografías, Rivas me replicó que, por el contrario, él veía en ella una gran ternura y complicidad. “Cierto –me explicaba– que sus personajes pueden ser marginales en algunos casos, pero ella fue la