y otros es que se trata de fotos que me gustan a mí y que siempre trato, con el trabajo fotográfico, de identificarme, de inmiscuirme en su realidad.
[...] me gustan los paisajes tanto como los retratos, lo único que cambia es que estos están más relacionados con el ser humano por su presencia evidente. En los paisajes destaca la ausencia de figuras, pero la huella humana está ahí, silenciosa. Disfruto mucho fotografiando paisajes. Ese trabajo me obliga a buscar más, a emplear otras cámaras, me permite tener casi un doble lenguaje. Las vías de investigación son distintas en uno y otro caso, pero comparten estar hechas por el mismo autor. Eso las relaciona y las dota de personalidad. Siempre me he preguntado por qué se acepta mejor que un pintor cambie de registro que en el caso de un fotógrafo.
[...] Para mí la relación más profunda de la fotografía es con la poesía y no con la pintura.
En una poesía encuentras eso que te conmueve por una cuestión de sutilezas y en la fotografía también. Ambas cosas sugieren. Adoro a Fernando Pessoa, soy un apasionado de su poesía y de sus textos. Hay un libro, “O libro do desasosiego”, donde habla mucho de los lenguajes. Lo discute con sus heterónimos y cada cual tiene su versión sobre lo que no tiene que ser la poesía. Todos tienen razón. Si vas leyendo eso y en el momento que dice algo de poesía lo cambias por fotografía, da exactamente lo mismo.
[...] Me interesa mucho la cosa encontrada o armar lo que tienes delante como se hace en el cine. Que después no se note, es otra historia. Todas mis fotos están para provocar algo determinado. [...] En el paisaje empiezo por la luz: [...] cuando me gusta un lugar, veo de dónde sale el sol, por dónde se va a ocultar, sé que a tal hora va a haber la luz que yo quiero y