momentos que expresan algo íntimo y extraño, y que nos trasladan a un ultramundo de naturaleza misteriosa. Imágenes de estancias vacías que ya no cuentan historias, que frecuentemente no conservan vestigios de vidas anteriores, que parecen incapaces de proporcionarnos un relato. Aun así, estas estancias, estas fotografías, son espacios
donde todavía suceden cosas, lugares transitados por el recuerdo y ocasionalmente por la luz, y en los que visitamos un mundo ciego y sin sentido, un mundo de fondo inerte por el que la luz y el recuerdo fallido transcurren como un dedo sobre el polvo que cubre un mueble, y del que el fotógrafo parece haber captado los fantasmas que lo habitan.