Silvia Gai
(Buenos Aires, 1959)
ver además:
Los tejidos de Silvia Gai
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Silvia Gai nació en Buenos Aires el 12 de abril de 1959 y fue la mayor de dos hermanas. Su padre, Oscar Roberto Risoli, era fabricante de zapatos; su madre, Dora Isabel Luna, ama de casa. Su abuela materna –fallecida tempranamente– era una gran tejedora. Los objetos por ella realizados y conservados en la casa familiar, fueron los que incentivaron la pasión por estas labores tanto de Dora como de Silvia.
Entre 1978 y 1981 Gai estudió ciencias biológicas. Por entonces también trabajó en un hospital, lo que la habituó a los estudios de patología, las pruebas de laboratorio y los análisis microscópicos. Allí se topó con la fragilidad de la vida tras el arribo de una enfermedad muy extraña, que aniquilaba lentamente a quien la contraía: el VIH Sida.
En 1983 nacieron sus hijos mellizos Ignacio y Federico, hecho que la llevó a dedicarse plenamente a ellos durante los primeros años de crianza. Cuando los niños tenían 4 años, comenzó un taller de pintura como una forma de recuperar un tiempo y espacio propios. Fue entonces, entre 1987-1990, que estudió con Claudio Barragán asimilando la teoría del color; por entonces su obra era abstracta.
Sin embargo, sus inquietudes la llevaron a buscar otras miradas y otros caminos. Concluida esta etapa, Gai ingresó en el taller de Juan Doffo, quien la estimuló para buscar un lenguaje personal, el cual no necesariamente debía pasar por la pintura. Con esta motivación, en 1995, percibió sus inclinaciones por el arte textil. El encuentro con las piezas tejidas por su abuela y su madre, le reveló un material y una técnica potentes con las que podía expresar lo que sentía. Por entonces Doffo la impulsó para conocer a Jorge Macchi con quien realizó clínica de obra entre 1995 y 1996, que fue fundamental para comprender el valor simbólico de los materiales. En este entorno refinó la línea neoconceptual de sus trabajos y maduró las reflexiones sobre la propia técnica.
Más adelante participó en la beca Kuitca y trabó relación con artistas de su generación como Ariadna Pastorini, Ana Gallardo o Marina de Caro. El trabajo con tejidos, telas y otros instrumentos y objetos provenientes del mundo doméstico y de las labores tradicionalmente consideradas femeninas, dieron como resultado la expresión de problemáticas contemporáneas comunes al arte pero materializadas por otros lenguajes y medios, que caracterizaron el trabajo de este conjunto de  creadoras, de las que Gai forma parte.
En ese sentido, su participación en importantes exposiciones –tanto en Argentina como en el extranjero– y los premios recibidos hablan de un trayectoria viva, que está muy lejos de agotarse.