Mujeres Públicas se autodefine como Grupo Feminista de Activismo Visual, término que le permite subrayar su intención de trabajar entre las artes visuales y el activismo político como campo de cruce propicio y efectivo en la comunicación de sus ideas feministas. Integran el colectivo cinco mujeres: Verónica Fulco y Cecilia Marín (quienes participan sólo los primeros dos años de trabajo), Fernanda Carrizo, Lorena Bossi y Magdalena Pagano.
Como colectivo se propone abordar, desde una perspectiva política, problemáticas especificas de la mujer, partiendo de la creatividad y el impacto visual, entendidos como alternativas a las formas más tradicionales de militancia, que sus integrantes encuentran poco efectivas a la hora de comunicar dichas cuestiones.
Recurren a la denuncia como vehículo para hacer visibles las situaciones de opresión que viven las mujeres como sujetos sociales. La estrategia fundamental es la desnaturalización de los discursos sexistas por medio de la apropiación del espacio público y el diseño de propuestas basadas en la acumulación y la reedición. Utilizan materiales de bajo costo y reproducibles como forma de alejarse de la tradicional obra de arte única. Sus producciones transitan entre los afiches y panfletos callejeros, los objetos múltiples, las intervenciones urbanas y las acciones in situ.
Utilizan una página de Internet que funciona como una plataforma a través de la cual los navegantes, además de conocer su labor, pueden apropiarse de sus producciones visuales y propuestas, reeditándolas a su manera. Los objetos múltiples, afiches y volantes son constantemente reeditados por las integrantes del grupo, y han sido traducidos y apropiados por distintos grupos feministas del mundo.
En 2003 realizan su primer trabajo, un afiche con la leyenda “Todo con la misma aguja” que pegan en las calles de Buenos Aires durante el día de la mujer. A través de él invitan a reflexionar sobre el aborto clandestino, aludiendo al problema de las mujeres que, por carecer de medios económicos para pagar un aborto, se ven obligadas a introducir una aguja de tejer en su vagina y provocárselo ellas mismas. Poco después, con el Proyecto heteronorma (2003), irrumpen en el espacio público con una encuesta que revierte el discurso heterosexista, utilizando la pregunta como estrategia para poner en crisis la construcción naturalizada de lo normal en la sexualidad.
Trofeo de guerra (2003), primer objeto múltiple repartido durante las movilizaciones contra la invasión de los Estados Unidos a Irak, pone de manifiesto las violencias sexuales que históricamente sufren las mujeres durante los conflictos armados. Este mismo año realizan Esta belleza… (2003-2004), una intervención ciudadana que pone en jaque los modelos hegemónicos de belleza femenina mediante frases que declaran: “esta belleza duele”, “esta belleza oprime”, etc. El trabajo se ejecuta en varias etapas: primero, la colocación de dichas frases realizadas en esténcil sobre publicidades en la vía pública; luego, el envío de e-mails con imágenes publicitarias intervenidas del mismo modo; y por último, la impresión de stickers con el fin de intervenir productos comerciales en las góndolas de los supermercados.
En el marco de la marcha por la legalización del aborto de septiembre de 2003, Mujeres Públicas acompaña la manifestación pegando globos de diálogo, del estilo de las historietas, sobre las publicidades ubicadas en la vía pública, con las consignas de la lucha: “Derecho a decidir sobre nuestros cuerpos”, “Despenalización del aborto”, “En la Ciudad de Buenos Aires se denuncia una violación cada día y medio”, “De cada diez violaciones sólo una se denuncia”.
Las ventajas de ser lesbiana (2003) es un desplegable con mensajes de reflexión sobre el tema, cuidadosamente diseñado. Por medio de este múltiple, ponen de manifiesto la tendencia a dejar que las cuestiones lésbicas "queden fuera de la agenda" cuando se tratan los intereses femeninos.
En 2004 presentan Museo de la tortura, una instalación que se apropia del formato expositivo con el fin de enunciar una postura ética y política sobre los utensilios y accesorios que se utilizan para “lograr” la belleza femenina. En ella, plantean un debate acerca de los mandatos estéticos que recaen sobre la mujer e insinúan un futuro utópico, en el que estos objetos sean exhibidos como piezas arqueológicas. Este mismo año realizan Estampita (2004), oración por el derecho al aborto, otro múltiple periódicamente repartido en mano en la puerta de colegios secundarios, esquinas de Buenos Aires e iglesias céntricas.
A partir de Mujer colonizada (2004), comienzan a hablar de antiafiche, un término que para ellas representa mejor el funcionamiento que esperan de estos papeles operando en la vía pública. Elaborados en blanco y negro, generalmente en collage, con una estética cercana a las prácticas dadaístas y anarquistas, llaman la atención del transeúnte porque su lectura no es tan rápida como la de la publicidad, pensada para ser percibida a golpe de vista. A diferencia de ésta, que se sustenta en el hiperdiseño, la metáfora corta y fácil, el color desbordante, el hiperrealismo y la fotografía ultraretocada, los antiafiches encuentran su efectividad en la complejidad, el diseño heterogéneo y el material de bajo costo.
Largá el rollo (2004) es un objeto múltiple creado en colaboración con el grupo Desalabrando,
que se reparte en espacios lésbicos de las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. Esta pieza toca un tema tabú dentro de la comunidad lésbica, la violencia entre parejas, poniendo de relieve la dificultad que implica denunciar hacia el exterior a quien ya forma parte de un grupo socialmente estigmatizado.
La mancha lesbiana (2004) se presenta como una intervención urbana que recurre a la mancha como metáfora del contagio (tanto del VIH como de la orientación sexual disidente entendida como enfermedad). La obra está compuesta por tres esferas de gran tamaño que rebotan sobre los asistentes al Encuentro Nacional de Mujeres (Mendoza, 2004). Estas esferas tienen inscripta la frase "La mancha lesbiana te toca", acompañadas por una bandera en la que puede leerse "Las lesbianas ya no jugamos a las escondidas. Ahora jugamos a la mancha."
En la Marcha del Orgullo LGTTBI de 2004, Mujeres Públicas reparte por primera vez Sobrecito, otro múltiple que propone una reflexión sobre la lesbofobia internalizada a través de dos pares de opuestos: exterior-interior y público-privado. El objeto es un papel impreso con la frase: "El costo de decirlo es alto, el de no decirlo es mayor". El colectivo finaliza este segundo año de trabajo con una participación en la mesa redonda "Las Mujeres en el arte y la transformación social", en el marco del Encuentro de Arte y Cooperativismo de las Segundas Jornadas de Cultura y Desarrollo Social, realizado en el Centro Cultural General San Martín de Buenos Aires.
En 2005 el grupo edita Trabajo doméstico, un afiche que pone de manifiesto las tareas invisibles que las mujeres realizan en sus casas, por medio de la apropiación de dichos populares que señalan cómo éstas son inducidas y promovidas desde las raíces de la cultura popular. Cajita de fósforos (2005), un nuevo objeto producido el mismo año, invita, simbólicamente, a la destrucción de la institución eclesiástica, por medio de la imagen esquemática de una iglesia en llamas sumada al slogan anarquista: "la única iglesia que ilumina es la que arde". El afiche Ni grandes, ni pensadores, realizado también en 2005, reúne citas textuales de hombres prominentes, filósofos, científicos y estadistas occidentales, que hacen evidente hasta qué punto, según las artistas, “la misoginia es un discurso abiertamente difundido y absurdamente argumentado”.
Al año siguiente presentan Tetaz (2006), su quinto múltiple, que reparten en la Marcha del Orgullo LGTTBI. Se trata de un saquito de té con la pregunta: “¿Qué hacer ante la lesbofobia? Digerir para no vomitar o vomitar para no digerir". Además, participan del Encuentro de Arte y Género de Villa Giardino, Córdoba, del XXI Encuentro Nacional de Mujeres de San Salvador de Jujuy y del Seminario Internacional Fazendo Género 7 de Florianópolis, Brasil.
El 2007 comienza con una conferencia en el Centro Feminista Copacabana de Estocolmo, Suecia. A lo largo de este cuarto año de trabajo participan de numerosos encuentros y eventos teóricos. También realizan un nuevo objeto múltiple que adopta la estética de los productos farmacéuticos, Pase de la teoría a la acción (2007), por medio del cual pretenden resolver la dicotomía teoría/práctica a través de cápsulas y pastillas.
Durante 2008 organizan Mujeres Públicas. Muestra Todo, una exposición retrospectiva en la Galería Arcimboldo de Buenos Aires, y editan Elige tu propia desventura, un libro-acción que se apropia del formato de los libros infantiles con finales múltiples. Aquí las lectoras llegan, elijan lo que elijan, a caminos sin salida, atravesando temas que preocupan al colectivo como la ilegalidad y clandestinidad del aborto, la violencia, la discriminación, el mandato de la belleza, el amor y el cuerpo. También prosiguen con sus presentaciones en eventos y festivales en la Argentina y el mundo.
En 2009 editan un nuevo afiche, El Estado Argentino junto al aborto clandestino. Este mismo año inauguran una exposición en el Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires y participan en diferentes encuentros y exhibiciones en la Argentina, Colombia y Venezuela.
Un año más tarde producen los carteles Revolución (2010), con motivo de la sanción del matrimonio igualitario, y Patrás (2010), en disconformidad con la propuesta de un legislador de instituir un día nacional del piropo, por considerarlo una práctica sexista. Al mismo tiempo, continúan con sus presentaciones en eventos teóricos. Durante 2011, realizan una extensa gira por España.