Julio Le Parc
Double Miroir, 1966
Narcisa Hirsch, Marie Louise Alemann y Walter Mejía. Marabunta
1967
Carlos Ginzburg
Vivienda otoñal
1971
El happening es una de las formas del arte participativo, producciones donde el espectador ocupa un rol central. Estas obras requieren que el público las active a través de diferentes operaciones que pueden ir desde el accionar de dispositivos hasta su implicación corporal. El primer caso es común en las creaciones cinéticas, que suelen incluir botones, pedales y otros inductores del movimiento. El segundo es el terreno del happening y de algunas instalaciones o ambientaciones que proponen recorridos lúdicos que fomentan la actividad de los visitantes.
En 1957 se conforma la Internacional Situacionista, una agrupación de artistas e intelectuales que se plantea repensar el arte, la sociedad y la ciudad a partir de una aproximación analítica y experimental a sus manifestaciones. En su concepción, el artista es un “creador de situaciones”, un constructor de acontecimientos vivibles a través de los cuales se desarrolla una percepción diferente de la realidad y el mundo, donde se ponen en juego las habilidades lúdico-críticas del habitante urbano.
El arte de acción se encuentra implicado también en producciones efímeras como las intervenciones urbanas y en la naturaleza.
La ciudad es con frecuencia el epicentro de prácticas artísticas ligadas al activismo político, los reclamos sociales y las reivindicaciones históricas, que se materializan en formas que van desde la fijación de carteles o la distribución de panfletos hasta una gran variedad de demostraciones públicas en las que, por lo general, se solicita la atención o la complicidad de los transeúntes. En los años recientes, estas prácticas se han visto renovadas por su alianza con las manifestaciones políticas y acciones como los escraches,
aunque también existe una línea que investiga las relaciones de la ciudad con el individuo, su imaginario y su acontecer urbano.
Las intervenciones en la naturaleza (ligadas o no al llamado “arte de la tierra” o
land art),
menos frecuentes, pueden tener un trasfondo ecológico o simplemente cuestionador de los ámbitos artísticos habituales. En ambos casos, es común la utilización de la fotografía, el video y otros medios de registro para transportar estos trabajos a los espacios expositivos.