Aldo Paparella
(Minturno, Italia, 1920 - Buenos Aires, 1977)
ver además:
Un panorama del siglo XX
Informalismo en Argentina
Aldo Paparella
 
Nace en Minturno, Italia, en 1920. En 1935, en Roma, comienza sus estudios de pintura de manera libre, con el pintor Antonucci. Trabaja como decorador y restaurador de iglesias. En 1939, durante la Segunda Guerra Mundial, es movilizado y sirve en el frente de África del Norte. Durante tres años permanece internado en un campo francés de prisioneros. Finalizada la guerra, en 1947, participa en la Primera Exposición del Sindicato Provincial de las Artes Figurativas, en el Palacio Venecia en Roma.
Llega a Buenos Aires en 1950 invitado por un amigo, profesor de la Universidad Nacional de Tucumán. Curtido como hombre en Europa, madura artísticamente en la Argentina. Ese mismo año expone pinturas figurativas de corte expresionista en la Galería Renoir, de Rosario. En 1955 integra la Asociación Arte Nuevo. Luego de pasar brevemente por la abstracción constructiva, en 1957 se presenta como escultor y en 1958 participa en la exposición Panorama de la escultura no figurativa en la Argentina.
La escultura es para Paparella "una especie de aventura y encuentro" que le permite trabajar directamente en las tres dimensiones, sin tener que apelar a los recursos representacionales de la pintura, elaborando un lenguaje más directo con el que comunicar su preocupación por la situación del hombre moderno.
Desde sus primeros trabajos en piedra y madera donde explora suaves volúmenes orgánicos hasta los blanquísimos Monumentos inútiles de los años setenta, pasando por los ensamblados en hierro, los aluminios batidos o las cajas y objetos realizados en materiales de desecho, Paparella desarrolla una obra de profundo compromiso existencial.
Así sucede en su serie de Sugerencias, comenzada a fines de los años 50, donde hierros y aluminios ponen en juego los accidentes texturales de la materia, hecho que lo identifica con la escultura informalista. En los aluminios batidos, la chapa es martillada, doblada y quebrada, para crear imágenes espectrales, que laceradas por la mano del artista, revelan las huellas de su gesto y dan cuenta de su propio existir.
A mediados de los años 60 realiza una serie de temperamento más distanciado, de rigor geométrico. Las obras, ejecutadas en aluminio anodizado, son construcciones de gran tamaño, que llevan por título Asépticos en progresividad y están vinculadas al minimalismo.
En forma predominante, Paparella busca la poesía como único medio para rescatar al hombre de su tiempo de la alienación consumista. Pero esta poesía no encarna en un lenguaje de evasión sino que su obra muestra "las ruinas", el desgaste del hombre moderno destrozado por un materialismo que lo enajena de su yo interior. Este es el sentido los Monumentos inútiles desarrollados entre 1971 y 1976, realizados en materiales frágiles como madera, cartón, telas enyesadas, impecablemente blanqueados con tiza y cola.
A través de sus objetos y construcciones procura revelar un mundo mágico y misterioso, ya que como decía, trabajaba "...en busca de lo oculto que al fin y al cabo es la poesía".
Presenta su última muestra individual de esculturas, en septiembre de 1976, con el título "Un cuarto de retrospectiva". Fallece en Buenos Aires en 1977.