Nicolás García Uriburu
(Buenos Aires, 1937)
ver además:
Informalismo en Argentina
Un panorama del siglo XX
Arte de acción
Nicolás García Urinuru
 
Desde pequeño descubre su vocación por el arte, aunque estudia arquitectura en la Universidad de Buenos Aires para conformar a su padre. Impulsado por un tío, realiza su primera exposición de dibujos caricaturescos en la Galería Müller (1954). A finales de la década del ’50 participa del Salón Municipal y del Premio de Ridder. Allí lo descubre Germaine Derbecq, quien lo invita a exponer en la recientemente inaugurada Galería Lirolay en 1960. Con la recaudación por las ventas, viaja a Perú con su amigo de la universidad y artista, Luis Benedit.
Al año siguiente recibe el Premio Fabril Textil Argentina que le permite viajar a Europa. En 1963 expone en la galería Rubbers; aquí abandona el informalismo que caracteriza sus telas anteriores y se aproxima al paisaje. En la inauguración conoce a la estudiante de filosofía Blanca Isabel Álvarez de Toledo con quien se casa en 1964.
Influido por la corriente pop, sus paisajes pampeanos dan paso a la serie los colectivos –versión vernácula de los autobuses–, que presenta en la galería Guernica en 1965. Ese año gana el Premio Braque y viaja con su esposa a París. Allí conoce a Iris Clert, que lo incluye en una exposición en Dallas, Estados Unidos. También en este país integra la muestra The Emergent Decade, que parte del Guggenheim Museum de New York y recorre diferentes ciudades. En 1967 es invitado a formar parte del pabellón francés de la Exposición Universal de Montreal, la Expo 67. Al año siguiente obtiene el prestigioso Premio Le Franc e inaugura una exposición individual en la galería de Iris Clert, en la que presenta la instalación Prototipos para un jardín artificial, una suerte de instalación compuesta por figuras y objetos de acrílico, en la que incorpora elementos de la naturaleza.
Rápidamente salta del espacio expositivo a las extensiones acuosas, cuando en el marco de la Bienal de Venecia de ese año realiza la primera Coloración del Gran Canal (1968), tiñéndolo de verde con un producto biológicamente inocuo para denunciar su contaminación. A partir de entonces, se evidencia una creciente preocupación por los problemas ambientales y se inscribe tempranamente en la corriente del Land Art.
De regreso a Buenos Aires, obtiene el Gran Premio de Pintura en el Salón Nacional, participa de Materiales, nuevas técnicas, nuevas expresiones en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, y realiza una exposición individual en la galería Rubbers. Ángel Kalemberg, que había visto su coloración veneciana, lo invita a exponer en el Instituto General Electric de Montevideo. En 1969 viaja con su esposa a New York, donde viven ocho meses.
Junto a un grupo de artistas europeos integra la exposición Art Concepts from Europe que se realiza en la Galería Bonino de New York en 1970, con curaduría de Pierre Restany. Allí presenta Hidrocromía Intercontinental (1970), un proyecto en el que se propone colorear ríos de Europa y América, tarea que lo ocupa durante 1970. Este año colorea nuevamente el Gran Canal de Venecia, el East River de New York, el Sena en París y el Río de la Plata en Buenos Aires.
Las coloraciones se suceden regularmente hasta 1974; luego las efectúa de manera esporádica y con motivos precisos. Se pueden mencionar las ejecutadas en el lago Vincennes (Bienal de París, 1971), las fuentes de Kassel (Documenta 5, 1972), la fuente del Teatro de la Moneda de Bruselas, la Fuente del Sol de Niza, el Puerto de Amberes y la fuente de Trafalgar Square en Londres (1973). También realiza otro tipo de coloraciones, como la de su sexo y cara (1971), los zapatos y pañales de su hija (1971), su cabello (1973) y la ropa de la bailarina Iris Scaccheri (1974).
Su preocupación ecológica se expresa igualmente en la defensa de árboles y otras especies vegetales y animales. Ya en 1971 realiza una protesta contra la poda de jacarandaes de la Plaza Francia en Buenos Aires, a la que le sigue la defensa de los plátanos de la Plaza Grand Bourg de la misma ciudad (1980). Otras acciones se basan en la forestación, como la plantación de un ombú en el Museo de Arte Latinoamericano de Maldonado (Uruguay, 1974).
Simultáneamente, el color verde se potencia en sus pinturas, como La rebelión [puño] (1973) o Cascada y museo Guggenheim (1975), y en sus instalaciones, como Tríptico de la libertad y delfines (1974) realizada en el Museo Galliera de París. En estos años, participa también de numerosas exposiciones organizadas por Jorge Glusberg con proyectos y documentación de sus acciones, como Arte de sistemas (Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, 1971), Hacia un perfil del arte latinoamericano (Bienal Coltejer de Medellín, 1972), Semana latinoamericana en Londres (ICA, 1974), Latinoamérica ’76 (Museo de Arte Moderno de Louisiana, 1976), Década del 70 (Universidad de San Pablo, 1977), Veintiún artistas argentinos (Museo de Ciencias y Arte de México, 1977).
En 1979 se realiza una exposición retrospectiva de su obra en el Palais de Glace. Al año siguiente, presenta un Homenaje a Raoni (1980), defensor de la selva amazónica, en la Galería del Buen Ayre, donde expresa su intención de duplicar la cantidad de árboles existentes en la ciudad de Buenos Aires.
Al año siguiente, pinta de verde una habitación del Museo de Bellas Artes de Berna antes de ser demolido para su ampliación, y colorea las aguas de río Rin en el marco de las protestas ecologistas por su contaminación. Joseph Beuys le pide colaborar en la acción y a partir de allí establecen una amistad personal y de trabajo. Así, Beuys lo invita a participar de la plantación del primero de los 7000 robles que constituye su obra para la Documenta 7 de Kassel (1982).
En 1983 realiza la coloración de las fuentes de la Plaza de Mayo, el Congreso y el Monumento de los españoles –Monumento a la Carta Magna y a las cuatro regiones argentinas–en homenaje al retorno de la democracia en la Argentina. Al año siguiente cofunda el Grupo Bosque en Punta del Este, Uruguay, con el fin de reforestar la zona, acción que comienza en 1987 y se repite todos los años para el Día de la Tierra (5 de junio). En Buenos Aires, convoca a los vecinos a llenar de árboles la Avenida 9 de Julio con especies autóctonas. El público responde en masa, aportando plantas de ceibo, tipa, lapacho, pata de vaca, etc. El circuito se inicia y cierra con un ombú, árbol que se convierte en una figura emblemática del artista. Ese mismo año, con motivo del Encuentro Nacional de Museos, organiza una jornada de reforestación en Puerto Madryn.
En paralelo, inicia una serie de pinturas monumentales sobre personajes argentinos: Eva inmortal (1980), Carlos Gardel [El morocho del Abasto] (1980), Virgen de Luján [Retrato de Azul] (1980); luego, una de especies en vías de extinción: Vicuña (1990), Oso hormiguero (1990), Pingüino empetrolado del Sur (1990), y otra de paisajes latinoamericanos: Iguazú nocturno (1987), Sucurí (1990), Ombú cósmico (1992).
Las coloraciones continúan ligadas a señalamientos ecológicos concretos: en 1989 tiñe las aguas de la Fuente de la Pirámide del Louvre en protesta contra el uso de armas nucleares; en 1992, colorea las fuentes del Museo de Arte de San Pablo luego de asistir a Eco ’92, un foro de discusión sobre la contaminación; también lo hace con las aguas del Muelle 3 de Puerto Madero, en Buenos Aires, en coincidencia con la conmemoración del descubrimiento de América.
Hacia la década del noventa, se acentúa el sentido latinoamericanista de su obra. Inaugura una exposición de pinturas en la Galería Ruth Benzacar con el título de Utopías del Sur (1993) y participa de la Bienal de La Habana con Llanto cubano (1995), y de la Bienal del Mercosur (1997) con una selección de sus obras. Al mismo tiempo, trabaja con Greenpeace en la defensa del medio ambiente. En la inauguración de su exposición retrospectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes (1998) coloca un telón pintado en la entrada denunciando los peligros ecológicos de la construcción del Gasoducto Trasandino. Dos años más tarde, en ese mismo lugar, pero en el marco de la Primera Bienal de Buenos Aires organizada por Jorge Glusberg, presenta Empresas contaminantes auspician (2000), una instalación que muestra fotografías intervenidas de efluvios contaminantes industriales y, sobre una alfombra, los nombres de algunas de las empresas responsables. La obra suscita un escándalo cuando el organizador retira el nombre de algunas empresas por temor a represalias, censurando la obra del artista.
En 2001 realiza una exposición en el Fondo Nacional de las Artes, y al año siguiente presenta Víctimas y victimarios (2002) en la Galería Daniel Maman. Asimismo, continúa trabajando junto a Greenpeace para impulsar la conciencia ecológica. En 2003, ejecuta con ellos la protesta No a la basura nuclear, y en 2010 emprende, también en conjunto, la coloración del Riachuelo, Utopía del Bicentenario. 1810-2010. 200 años de contaminación.
Preside la Fundación Nicolás García Uriburu, dedicada al estudio del arte de los pueblos originarios de América, donde se albergan sus obras y una colección de arte precolombino. Es curador vitalicio del museo que lleva su nombre en la ciudad de Maldonado, Uruguay, donde se exhibe la Colección de Pintura y Escultura Nacional que el artista ha donado al estado uruguayo.
Vive y trabaja en Buenos Aires.