Harte, Marrone, Schiavi en el Centro Cultural Recoleta, 1988
Afiche de Arrojados
al vacío, Galería
del Rojas, 1989
Afiche-catálogo para las muestras simultáneas de Harte y Pombo, en el ICI, 1991
Al año siguiente, a causa de las dudas que le ocasionan sus imágenes, abandona momentáneamente la actividad. Sin embargo pronto retorna al trabajo y dibuja sobre papeles de color. Reduce el tamaño de las piezas, pega fragmentos de papeles brillantes, realiza collages, agrega detalles que toman corporeidad.
Regresa a Buenos Aires en 1988. Sin proponérselo comienza a construir una imagen que, con el tiempo, considerará como la base de su etapa profesional. Realiza los primeros intentos concientes para direccionar la mirada del espectador. De este momento es San Jorge y el Dragón, díptico que comenzará en Río de Janeiro y que concluye en Buenos Aires. En él y en otras obras de la época aparecen objetos incorporados a la composición, inclusiones que van a constituir una particularidad definida en sus trabajos, que persistirá a lo largo del tiempo. Por esta época comienza a utilizar telgopor entelado y papel maché, alejándose de la noción tradicional de cuadro. Además realiza pequeños objetos que actúan de manera independiente.
Exhibe, junto a Gustavo Marrone y Cristina Schiavi en el Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires (actual Centro Cultural Recoleta), imágenes primitivas emparentadas con la estética del Pop. Luego presenta en la misma institución la instalación Pizzería Harte.
En 1989, junto a Vandam, Fontanet y Vila participa en ¡Arrojados al vacío!, realizada en “El Rojas”, donde presenta obras que emplean materiales cotidianos, laminados plásticos tipo “fórmica”, “contact”, y otros elementos no comúnmente relacionados a la práctica artística. Sus obras son de apariencia “fría” y pulcra. En esta época también aparecen más frecuentemente distintas formas de autorretrato.
Inicia su amistad con Marcelo Pombo, con quien comparte los comienzos de su carrera.