Entre 1992 y 1994 los conos unidos por sus bases presentan superficies facetadas o estriadas, con relieves complejos producto de un detenido estudio de luces y sombras. Las figuras flotan en un espacio oscuro que remite a lo cósmico, realizado a partir de pardos y azules. En alguna de estas obras las formas son sutilmente resueltas por líneas claras. Influenciado por sus estudios sobre astronomía, el artista empieza a hacer cuerpos generados por la luz, tratando de dar imagen a aquello que, aunque no lo podamos ver, tiene existencia especulativa.