Berni realizó sus primeras y exitosas muestras siendo apenas un adolescente. De ese momento se conservan paisajes, retratos y naturalezas muertas que revelan un profundo dominio del dibujo. El armónico sentido del color y su riqueza, presentes sobre todo en las vistas de la llanura santafesina y de las sierras de Córdoba, son deudores de la "pintura clara", originada en el impresionismo, que por aquel entonces, tenía en Fernando Fader, un cultor de extensa fama en nuestro país. Tras su arribo a París, meca del arte moderno, el joven Berni transformó su enfoque de la pintura. En sus trabajos incorporó notas expresionistas provenientes de su aprendizaje con Othon Friesz y también la estructuración y geometrización de las formas, propias del cubismo atemperado y didáctico que practicara en el taller de André Lhote.