Cristina Schiavi nace en Buenos Aires el 28 de febrero de 1954. Hija de Enrique Schiavi y Leonor Navarro, es la mayor de tres hermanos. Sobrina nieta del pintor y grabador Carlos Giambiagi, recuerda que de pequeña concurría a sus exposiciones y también que su abuela, Elvira Giambiagi, era muy buena pintora pero que, según observa, el ser “mujer” incidía para que no considerara su obra profesionalmente.
A los diez años frecuenta el taller de su tío, Marino Pérsico, donde dibuja y pinta. Siendo adolescente asiste a cursos de cerámica que resultan su primer contacto con el modelado escultórico, actividad que prefiere a las otras disciplinas plásticas.
Cursa el secundario en el Nacional Buenos Aires. Del colegio conserva un grupo de amigos, entre los que se encuentra Fernando Giesso, hijo del arquitecto Osvaldo Giesso, coleccionista y animador cultural. En su casa comienza a apreciar el arte y la música contemporáneos.
Su gusto por el diseño la lleva a ingresar en la Facultad de Arquitectura, que abandona al cabo de dos años, por no sentirse cómoda con los cálculos de estructuras. Paralelamente comienza la carrera de Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras. Allí desarrolla una activa militancia en la Juventud Peronista y a partir del golpe de 1976, muchos de sus compañeros “desaparecen” bajo el accionar de la dictadura. Estas pérdidas y sus consecuencias, quedan reflejadas, metafóricamente, en varias de sus obras.
Luego de abandonar arquitectura asiste a varios cursos vinculados con el diseño de objetos y la decoración. Trabaja durante largo tiempo para un estudio de arquitectos de San Isidro, integrado por ex condiscípulos, en el que se desempeña como dibujante y asistente de diseño. Cuando en 1984 nace Bruno, su único hijo, se establece en San Telmo y deja el estudio.
Su formación plástica se inicia en 1972, cuando pasa un año en el taller de Antonio Pujía y luego dos, en el de Aurelio Macchi. En 1980 toma clases con Jorge Demirjián, que además de enseñarle a dibujar y pintar, la relaciona con el ambiente artístico. Después de tres años resuelve proseguir por su cuenta. La pintora Estela Benvenuto le ofrece compartir su taller y allí trabaja durante un tiempo.
En 1987 asiste a las clínicas organizadas por Pablo Suárez en el Centro Cultural Recoleta. Suárez le transmite el fervor por el trabajo y la anima a exponer. Por su intermedio conoce a Miguel Harte y a Gustavo Marrone. Con ellos, en 1988, realiza una exposición en el Centro Cultural Recoleta (entonces Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires). La muestra es comentada en medios de prensa por Jorge Gumier Maier y por Miguel Briante.
En 1991 presenta su primera individual en el Espacio Giesso: Línea de amoblamientos Schiavi. Los objetos exhibidos parodian con su disfuncionalidad, el diseño de muebles y la decoración de interiores. Para ellos emplea la cuerina, material que en la época dominaba el revestimiento de asientos e interiores del transporte público de colectivos.
Entre 1994 y 1996 comparte un taller con los artistas Ana López y Feliciano Centurión, pero necesitada de más espacio, decide abandonarlo y pasa una temporada sin lugar para trabajar. En esas circunstancias comienza a “jugar con la computadora” y transcribe con un programa de diseño, los muñecos de peluche que habían protagonizado instalaciones como Te quiero, Te invito y Souvenir argentino. Estos siguen conteniendo la carga simbólica –que impone irónicamente su ternura hogareña en obras cuyos contenidos cuestionan prejuicios generalizados o se refieren a acontecimientos trágicos–, pero ahora los despoja de su talante doméstico y les da la temperatura propia del medio electrónico. Con estos íconos organiza en 1996 una muestra en el Centro Cultural Ricardo Rojas. Las impresiones digitales autoadhesivas de estas figuras son fijadas sobre azulejos, espejos y mosaicos, materiales que por sus frías superficies, pulidas y perfectas, coinciden con el carácter mecánico de las infografias, hecho que es reforzado por su calidad modular y su disposición ortogonal.
Poco después nacen los objetos que se repiten sistemáticamente en Clonación Schiavi, que obtiene el Primer Premio Prodaltec de Arte Digital. En este tipo de obras utiliza un nuevo recurso, el backlight (caja de luz que ilumina las estampas por detrás). También debe a la computadora este medio de expresión ya que las imágenes vistas en el monitor son portadoras de un resplandor que las impresiones opacas no poseen. Por otro lado, su admiración por la obra de Nam June Paik, ha influido en su concepción de estos objetos luminosos.
Cuando Gumier Maier abandona la curaduría de la Galería del Centro Cultural Rojas, donde Schiavi había expuesto en varias ocasiones, se estrecha la amistad entre ambos, y se transforma en un referente constante para el desarrollo de su obra. Elba Bairon, Alicia Herrero y Ariadna Pastorini, y más recientemente Raúl Flores, Nushi Muntaabski y Hernán Marina son algunos de los artistas con los que comparte no sólo inquietudes estéticas, sino un cercano afecto.
La galería alemana Ruta Correa selecciona obra suya, de Bairon, Gumier Maier, Herrero, Benito Laren, Alfredo Londaibere y Feliciano Centurión para integrar la muestra Szene Buenos Aires, presentada durante 1999 en la feria de galerías Art Frankfurt y luego en su propio espacio de Freiburg. Al año siguiente la misma exposición se abre en el Centro Cultural de Dotternhausen, también en Alemania.
En 2000 y 2001 viaja a Madrid para asistir a la Feria Internacional de galerías Arco. Allí llega seleccionada por el curador Marcelo Pacheco, junto a Hernán Marina y Raúl Flores, como integrante de los espacios emergentes de la Argentina. En el 2002 vuelve a participar de Arco, esta vez como artista de la Galería Luisa Pedrouzo. En esa ocasión viaja a Rotterdam a conocer la residencia para artistas Kaus Australis y visita a Alicia Herrero.
De estos viajes, además de las obras e instituciones que tiene oportunidad de frecuentar, le impresionan los montajes de las exposiciones y el respeto y consideración con que son tratados los artistas.
Recientemente ha sido seleccionada para participar en el Premio Banco Ciudad, en el Museo Nacional de Bellas Artes y en la muestra que el proyecto Estudio Abierto organiza en las Salas de La Casa de la Cultura (edificio La Prensa), sede de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad.