Los Anteproyectos de arquitectura carcelaria latinoamericana para artistas entrecruzan conceptos fundamentales en la obra de Zabala: ponen en evidencia el carácter represivo y autoritario de las sociedades de la región, la situación de aislamiento contextual en que los artistas pueden hallarse, y por contraste, la necesidad de reflexionar acerca del tipo de arte necesario para contrarrestar los efectos de cualquier “domesticación”. El distanciamiento propio del lenguaje arquitectónico, que aquí planifica habitáculos estrechos, confinantes e inhumanos, agudiza la provocación, moviendo al escándalo ante tal promesa.