El discurso crítico sobre la realidad política y social de su época siempre integró el programa artístico de Berni, aún cuando asumiera formas y modos de realización que lo relacionaran con el arte metafísico o con atmósferas cercanas a lo fantástico o lo surreal: después de todo, muchas realidades del hombre no eran producto de involuntarias pesadillas, sino resultado de deliberados pergeños de vigilias perversas. La injusticia, las desigualdades, la persecución y el cercenamiento de las libertades, asumieron distintas modalidades y fisonomías según los tiempos históricos y Berni encontró en cada momento la manera aguda y perspicaz de ponerlos de relieve. Sus obras, que muchas veces adquirieron la forma de la ironía, del sarcasmo o la piedad, nunca dejan dudas sobre la condena que estos hechos le merecían. Su opción siempre fue por los desprotegidos y contra todo abuso de poder.