Nada más rotundo para evidenciar la soledad existencial que un largo camino solitario. En estos ensamblados Berni comparte con el espectador una visión de road movie, en la que sólo la ruta y alguna señal aislada de tránsito hacen referencia a la presencia humana. Quizás, por su despojamiento anecdótico se vea en estos paisajes, mejor que en ninguna obra, el sabio uso de los materiales extrapictóricos. Los plateados de una chapa azogada para representar un cielo tormentoso, la aspereza de la arpillera refleja con precisión la aridez de la tierra, el brillante plástico sugiere las reverberaciones de la luz en los espejismos del horizonte, las ramas y raíces describen la tortuosidad de la vegetación salvaje y el lienzo, que revela el blanco deslumbrante de una salina. Son todas elecciones tomadas por un agudo ojo de pintor.