colección de alta costura y preparando a las modelos para lucir los vestidos en la pasarela. En una oportunidad, Costantino presentó, en Nueva York y en Boston, el simulacro “en vivo” de un desfile de modas. Una modelo recorría la pasarela con un tapado que “parecía” ser de piel humana. En la Feria de ARCO, en 1997, la artista se presentó la noche inaugural luciendo un elegante modelo de “piel humana”.
Los Chancho-Bola son esferas de tamaños diferentes, pulidas, casi decorativas, que parecen encerrar en su interior el testimonio de alguna muerte violenta, criminal o catastrófica, no “natural”. Una sala del museo está completamente cubierta por estas bolas de resina y aluminio anodizado, desparramadas en el piso sin orden aparente. Todas muestran en su interior las pieles, los hocicos, las orejas y las pezuñas de los animales terriblemente comprimidos y deformados contra las paredes de la esfera.
En el ingreso en la sala, un lechón de silicona, con los temblores del cuerpo en agonía, cuelga de un sistema transportador que lo lleva de uno a otro lado. Es una referencia a la tecnología de la muerte. La última instalación está integrada por un grupo de cajones de embalaje, abiertos, que contienen calcos en siliconas de cerdos, terneros y caballos nonatos prensados. En el Premio Fortabat de 1999, una obra similar, Limbo de nonatos, obtuvo una mención especial del jurado. Los patéticos animales de la instalación, en diferentes posiciones, con los ojos abiertos, parecían mirar al espectador suplicando piedad.
Con el “realismo perverso” de las vestimentas de piel humana y con los irónicos cadáveres