[...] La carne, producto simbólico y generador de riqueza por excelencia cuyos ritos se mantienen con devoción casi religiosa, es el tema central de la obra de Nicola Costantino. La comida, el cuerpo usado como arma de seducción y la carne de los animales son temáticas aparentemente ajenas al panorama argentino de los noventa. Sin embargo, de modo subversivo, escondiendo su especial arraigo en nuestras tradiciones bárbaras bajo un pulido lenguaje, la artista ha logrado amplia aceptación, tanto en los circuitos nacionales como en los internacionales.
Sus Chancho Bola son esferas de metal plateado o resina que reproducen la piel, cabeza y pezuñas de cerdos –en ocasiones nonatos– despellejados, plegados e introducidos a presión en un molde esférico hasta lograr calcos exactos del animal mediante un proceso de vaciado. Con medidas variadas, las esferas ostentan un acabado de máximo refinamiento, lucen como un must de Cartier en los espacios neutros de las salas de exhibición, y para penetrar su contenido violento es preciso observarlas en detalle. Recién entonces se los puede asociar a una de las “formas gauchas” de la muerte que describe Sarmiento: “Enchalecaban a sus enemigos”; esto es, “los cosían dentro de un retobo de cuero fresco y los dejaban así abandonados en los campos”. No cabe duda de que el amplio y monótono territorio de la Pampa resultó especialmente propicio para esparcir con criminal displicencia esos cuerpos comprimidos.