La serie que trata antiguas armas y elementos de tortura se presenta, a primera vista, con peculiar contundencia amenazadora. La inmediata historia argentina vuelve a ponerse en el tapete, ya no por las consecuencias
–laceración y muerte– sino por sus métodos e instrumentos. Su morfología y profusa decoración relaciona a estas obras con el eclecticismo de la arquitectura porteña. Sin embargo sobresalen los rasgos medievales, que invocan épocas de dogmatismos y represión. Su aspecto metálico remite a los "años de plomo" y la leyenda "Industria Argentina" pone el acento sobre las responsabilidades de una comunidad frente a sus padecimientos, aludiendo además a cierta idiosincrasia débil y engañosa, sobre todo cuando se verifica la ligereza de estos objetos realizados en "cartón pintado".