La aspiración a un futuro mejor, la fe en la racionalidad humana y la creencia en la tecnología como garantía de progreso fueron las bases sobre las que se asentó la utopía moderna. Desde las primeras décadas del siglo XX, las artes visuales, el diseño y la arquitectura han desarrollado diversas propuestas estético-proyectuales motivadas por el deseo de alcanzar el bienestar de toda la sociedad. La ciudad, en tanto entorno del colectivo humano se ha instituido en un motivo central de la producción artística argentina durante el siglo pasado. En la incesante búsqueda de un lugar para la felicidad (eutopos) y en la voluntad por superar un presente negativo, el arte asumió la tarea de propiciar espacios alternativos al existente (outopos), mundos mejores, posibles, verosímiles o tan sólo imaginarios. El Proyecto Fachada Delta de Xul Solar y la Ciudad Hidroespacial de Gyula Kosice constituyen dos casos paradigmáticos en este sentido.
Desde otro ángulo, la ciencia, la razón y la voluntad constructiva como atributos del hombre son el fundamento que llevan a Tomás Maldonado a proclamar en el Manifiesto Invencionista del Movimiento Arte Concreto, la posibilidad de invención de una realidad objetiva. Sin embargo, es en el diseño industrial donde encuentra la vía para una utopía realizable:
"... el diseño industrial aparece hoy como la única posibilidad de resolver, en terreno efectivo, uno de los problemas más dramáticos y