Yente –apelativo familiar idish– había mostrado inclinaciones artísticas desde pequeña. Pronto recibió lecciones de dibujo domiciliarias y uno de sus tíos paternos la suscribió a varias revistas de arte europeas, donde tuvo oportunidad de ver –en reproducciones en negro– obras de los maestros del Renacimiento, el Barroco y el Neoclasicismo. Leonardo, Miguel Ángel, Holbein e Ingres eran sus preferidos. Ya en los años ’20 también había tomado contacto con la obra de artistas modernos como Vlaminck, Dufy y Dunoyer de Segonzac.
Para esta época las publicaciones a que accedía –L’Art Vivant y L’Amour de l’Art, ambas editadas en París– también incluían secciones importantes dedicadas a la arquitectura, al diseño de mobiliario, de objetos y de moda, en las que dominaban las influencias del Art Decó.