En la sala IV de Witcomb expone una serie de atractivos collages la pintora Yente, mostrando un curioso aspecto de su personalidad.
Por cierto que no se vale de recursos espectaculares vinculados al arsenal de lo deleznable, destruido, sucio, a la gratuita agresividad de algunos que practican ese género [...]. En su caso los elementos externos, convencionales, tienen cierto valor funcional, sin trucos, sin trampas retóricas. Yente demuestra que el collage puede lograrse con recursos limpios, pero a la vez sin boniteces ni preciosismos decorativos. Dentro de la forma libre en que se expresa no olvida determinadas reglas tradicionales vigentes del género en el plano de la construcción del cuadro. Hay aquí alardes de brillante destreza técnica, por momentos minuciosa, que van desde el divertimento con sentido del humor a las interpretaciones poéticas, desde el toque ingenioso a la honda composición, desde el reflejo comunicante de realidades determinadas al puro invencionismo.
Entre los hallazgos correspondientes a los diversos matices que caracterizan el conjunto señalaremos “Florencia”, una estampa plena de finura, y otras no menos logradas como las dos “Venecia”. Los temas que otros han desarrollado con sentido meramente típico, pintoresquista o de