– Entre 1937 y 1962. Cuando yo lo conocí a Del Prete, él estaba muy solo, no lo apoyaban en su posición abstracta, pero siempre proseguía la lucha y yo lo acompañé para imponer sus obras. Fueron tiempos difíciles. Nadie lo apoyaba en los salones, donde había que presentar trabajos figurativos para optar a algún premio...Quedó aislado. Hasta que se formó el grupo Arturo que lo apoyó con entusiasmo durante un tiempo. Luego se produjo la separación porque los de Arturo seguían una línea y les chocó unas muestras retrospectivas de Del Prete que se hicieron entonces. En aquella época, yo hice una muestra de relieves en la galería Müller que provocó un buen comentario de Julio Payró en la revista Sur. Yo no fui una batalladora como Del Prete, sino que la rebeldía me vino por añadidura.
– ¿Los collages de qué época son?
– Del 58 más o menos. Fue un período en el que yo no salía mucho mientras Del Prete pintaba en Italia. Y entonces hacía collages con recuerdos de ese país, incluso con los fósforos que él usaba para encender la pipa.
– De las corrientes pictóricas más recientes, ¿a quién rescataría?
– No puedo mencionar nombres, hace años que coincidiendo con la temporada de exposiciones nos vamos a Europa, y eso nos desconecta del movimiento local. Ahora bien, de todo el grupo que he conocido aquí en los últimos años, Rómulo Macció me parece el más pintor. Pero francamente no puedo dar una opinión general porque desconozco mucho. [...] Por otra parte, observo que de los pintores argentinos actuales, muchos están ubicados en una sola línea y esta es una línea muy cerrada.