Dentro de la lógica del ready-made, Zabala interviene dólares norteamericanos, pero a diferencia de Duchamp, su creador, los objetos que selecciona de la realidad cotidiana están muy lejos de dejarlo indiferente. Los elige porque representan la capacidad devastadora del poder sin límites, que puede arruinar vidas, culturas y sueños. La alusión a los desequilibrios económicos, políticos e ideológicos, que mantiene todo imperio con el resto del mundo, se potencia con la contraposición de los intereses materiales por encima de los espirituales. La categoría de lo clásico, en tanto responde a una estética conservadora, aparece como funcional a la lógica del dominio.