Villa Piolín, Negra y blanca, La casa del sastre y La casa de la modista profundizan su indagación sobre los barrios marginales, que también documenta fotográficamente. Sobre esta serie, exhibida en septiembre, en Galería Serra de Buenos Aires, el artista escribe en su catálogo: “... el realismo de estos paisajes no es ‘representativo' a la manera de los naturalistas sino por medio de equivalencias plásticas, vale decir, el color, la pasta pictural, la textura, el arabesco motivan formas cromáticas y concretizan la realidad en su presencia táctil. Las aguas estancadas, la arpillera cubierta de cal, las tablas de los cajones vacíos en desuso, las chapas de hierro herrumbradas, las telas untadas con alquitrán o los frentes embadurnados con los restos de pinturas de barcos que usan los dueños de algunas covachas de la isla Maciel alcanzan aquí su significación”.
También emplea los empastes gruesos para La res y La carnicería, con los que logra la fuerte expresividad que requiere el tratamiento de este tema, consagrado por la tradición artística desde Rembrandt a Soutine.
Su serie del Chaco se presenta en Moscú y participa en la muestra Dibujantes argentinos realizada en Varsovia y Moscú.