“Lechón a la cama-sofá” (Cochon sur canapé) es la traducción criolla de la refinada e irónica frase en francés con que la artista bautizó su primera performance. Consistía en un banquete para artistas, conocedores y aficionados al arte, un estrato refinado culturalmente, que se comportó salvajemente al arrojarse sobre el cadáver de un lechón que fuera devorado con la mano. La escenificación contaba además con el animal comestible en varios estados: congelado, embalsamado y cocinado.
En un campo de la provincia de Entre Ríos y con la presencia de contados testigos, Nicola –refinada y femenina– se viste de fiesta con soirée rojo y zapatos dorados. Secundada por rudos gauchos emprende una labor rural cotidiana y masculina: carnear un ternero. Nicola pone en escena la polaridad complementaria de vida-muerte, mucho más presente en el campo que en la ciudad.