[...] Diccionarios y lenguaje coloquial definen la situación del chancho en el imaginario más doméstico y cotidiano. Un animal que parece múltiple en su capacidad de insulto o en su posibilidad de nombrar sexo y apariencia física. Sin embargo, para Nicola Costantino "no hay cosa más rica que el chancho". Hay una cuestión práctica: "puedo manipular y manejar un chancho entero, no podría hacer lo mismo con una vaca". Hay una cuestión simbólica: "todo lo que el hombre transfiere sobre la chanchada, lo sucio, el puerco...". Después de trabajar sobre sus modelos de alta costura hechos con piel artificial y moldes tomados de tetillas, ombligos y culos y con sus cuellos de pelo natural, Costantino vuelve a sus chanchos. Piel de chancho encerrada en bolas de vidrio y trabajada con siliconas, resina y aluminio atomizado [sic]. "Chancho bola" o "bolas de chancho" en cinco tamaños diferentes que se desparraman por el piso como balas perdidas, como meteoritos, como pedazos de plomo; pesadas y concisas, extrañas con sus orejas y sus pezuñas comprimidas y deformadas, las trompas y las colas de los chanchos atrapadas en esferas relucientes que imitan el peltre. Cadáveres de chanchos carneados que Nicola rellena con goma espuma hasta hacerlos explotar contra las paredes de vidrio para fabricar sus objetos. La suciedad del chancho transformada en sutiles piezas metálicas; puercos y cerdos que se convierten en presencias sugestivas,