En una vía que asocia la muerte y el suplicio del despellejamiento con la moda y la haute couture, Costantino expuso en la Bienal de Sáo Paulo, en 1998, la instalación Peletería con piel humana (el tema general de la Bienal ese año era “Antropofagia y Canibalismo”). El conjunto de dieciocho vestidos y abrigos femeninos, con excelente diseño y precisa confección, estaban exhibidos en un enorme escaparate, como en una tienda de modas, sobre austeros maniquíes.
La instalación era perturbadora por la evidencia inocultable de la muerte; la referencia a los desollados en vida flotaba a su alrededor. [...] Algunas veces se relacionó la “peletería humana” de Costantino con las “ropas” de Jana Sterbak (canadiense nacida en Praga), en especial por la obra de ésta última Vanitas: Flesh Dress for an Albino Anorectic (1987), una prenda realizada con unos veintisiete kilos de filete de carne fresca. Este trabajo inscribe el cuerpo femenino en el significado cultural a través de la moda, aludiendo con el título al memento mori, recuerdo de la transitoriedad de la vida.
En la obra de la artista argentina, las vestiduras de falsa piel humana remiten tanto a la banalidad de la moda como a la maquinaria de la muerte (¿matadero humano?). La unión de la moda y la muerte parece tener connotaciones cínicas; sin embargo, también recuerdan el “Diálogo de la Moda y la Muerte” (Opúsculos morales) de Giacomo Leopardi. El poeta italiano, en ese texto, presenta a la Moda como hermana de la Muerte, pues ambas son hijas de la Caducidad. En un pasaje del diálogo, Madama Moda le dice a la Muerte: “Nuestra naturaleza y uso común es renovar continuamente el mundo”. El Dialogo concluye con el reconocimiento de la hermandad entre Moda y Muerte, que aceptan continuar juntas, gozando de la buena compañía.