cultura carnívora que tenemos y qué pasaba cuando se enfrentaba al cadáver y comés y no querés saber lo que estás comiendo. Quería trabajar con animales de cuerpo entero y el único mamífero que nos comemos, que yo podía manipular y al que podía tener acceso, era el cerdo, porque lo compraba en la carnicería. Después de varios años, cuando tuve una infraestructura como para manejar una vaca, entonces ahí, conseguí trabajar con terneros de doscientos kilos.
De carne somos
Las obras de la señorita Nicola Costantino están muy marcadas por la sensualidad y tienen una sutil dosis de erotismo. Cuenta que la marcó muchísimo la lectura de “El erotismo”, de Bataille: allí se presenta el triángulo entre placer, erotismo y muerte. En sus obras de “Peletería humana”, es donde Nicola ve más la presencia de este triángulo: en la obra de la piel humana, que tiene que ver con la sensualidad de la piel, de las partes erógenas, de la desnudez, del vestirse con la misma desnudez, esa cosa de taparse pero mostrarse, ahí, en la obra de la “Peletería Humana”, se ve más la relación del erotismo con la muerte y el cadáver. Y más, el cuerpo como objeto, en la ropa o en el caso del jabón: yo pongo al ser humano al nivel de cosa, como cosa consumible, como es un animal: no es el animal verdadero, pero la presencia del calco tan realista es tan fuerte que uno está viendo el animal, no está viendo una reproducción de resina, por eso a veces impresiona bastante. El cuerpo –sin entrar en moralismos– como bien de uso, de cambio, de venta: Estamos en una sociedad en la que a los lindos les va mejor: es más fácil que te deseen, es más fácil que te quieran, es más fácil todo si sos lindo. Y toda la industria que se genera en torno a eso y la falsa ayuda y la