también a un concepto bastante anticuado del artista como referente de lo moral, justiciero, izquierdoso, esa idea del artista político de los años en que se luchaba contra la dictadura...
El matadero
La chica de los ojos símil Anaís Nin opina que el del cuerpo fue uno de los temas de fines de los ochenta y todos los noventa; con el cuerpo se han tocado temas como la identidad, sexualidad, tantas cosas que, superadas las vanguardias y las reflexiones sobre el arte y las cuestiones formales, ahí se entró en el tema del cuerpo y todavía no hemos salido [...] Yo soy de Rosario y me vine a Buenos Aires en el 94' y ya estaba haciendo todo esto de los animales momificados, por eso creo que hay cosas de la época que se sienten y se perciben. Me costó mucho tiempo reflexionar y entender mi propia obra con respecto a lo internacional porque incluso acá, en Buenos Aires, había muchos que trabajaban con el cuerpo, pero en forma autorreferencial, esta cosa del artista –sobre todo el artista mujer– que trabaja con su propio cuerpo; yo no quería trabajar con mi propio cuerpo sí no como manipuladora del cuerpo del otro. Nicola afirma que, aparte de no ser muy conciente, en aquella época, del panorama artístico internacional, tampoco lo era de la tradición tan argentina de manipular cadáveres exquisitos y famosos. Ahora sí, y reflexiona: tenemos una cultura de la relación con los muertos y con los cadáveres muy especial, porque otras culturas no tienen tanta relación, con sus muertos, ni desde lo culinario tampoco; no están acostumbrados a ver o comer carne tanto como nosotros. La única tradición argentina, es la del gaucho y el indio, era una cosa de puñales y sangre [...] Los colonizadores no venían ni a hacer catedrales ni monumentos, venían a matar. [...]