Juan Carlos Distéfano conocía el oficio; había estudiado en una escuela técnica de Artes Gráficas y en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano. Además del dominio técnico, su natural inspiración le permitió desarrollar un estilo coherente y divergente que años después sigue relatando visualmente la historia de la mayor institución particular relacionada con la cultura que hubo en el país. Observadas a la distancia, cada imagen posee la fortaleza de la última o lo definitivo de la primera, se trata de diseños simples, sistematizados; basados en el conocimiento de las limitaciones de la impresión, con imágenes contundentes y pregnantes. [...]
[…] Cuando el Departamento de Diseño se sintió desbordado en sus tareas, me tocó en suerte ser convocado por Distéfano para colaborar de manera externa. Yo ya me había conmocionado con su obra cuando en una de mis tantas idas hacia el Instituto, en la esquina de Lavalle y Florida, me encontré con una pared tapizada de afiches del Premio Di Tella ’64 (el "Partenón de los afiches"