Caballos, águilas, leones, trofeos y restos de antiguas arquitecturas acompañan, arman escenario o se fusionan con una serie de hombrecillos en cuyas expresiones y actitudes transitan la maldad, la estupidez o la alienación, con el mismo apasionamiento. Algunos detalles los revelan familiares: pueden reconocerse entorchados uniformes militares decimonónicos o atuendos y peinados de la misma época. En el siglo XIX empieza la historia argentina como país independiente, y en una revisión caricaturizada de nuestro origen como nación, Gómez baja a los próceres de sus pedestales. Pero particularmente se pregunta sobre los héroes de nuestros días, si es que existen, o si es posible creer en ellos, en sus actos, o quizás emularlos.