Grandes piezas con aparentes funciones utilitarias, como lámparas, percheros, fuentes e inclusive un circuito automovilístico, forman sus trabajos más recientes. Realiza estos objetos con una vasta variedad de materiales. Modela vidrio, algunos elementos tienen movimiento, otros aparecen líquidos y, en ocasiones, les suma efectos de viento. Pareciera que los pequeños mundos de sus producciones precedentes hubiesen emergido desde sus abovedados micromundos y al salir, hubiesen ganado en escala extendiendo hacia el espectador su capacidad lúdica. Las formas orgánicas, los elementos extraños y artificiosos, siguen presentes. Con perfección y minuciosidad de joyero continúa sus obsesivas construcciones. En ellas propone la visión tanto de una carrera cuyos autos son en parte retratos de su familia, como batallas y relatos que incluyen grandes explosiones y gotas de vidrio que asemejan lluvia.