[...] Cuando Humberto Rivas llegó a Barcelona en 1976, procedente de su Buenos Aires natal, el país, un año después de la muerte de Franco, vivía la transición hacia la democracia caracterizada por la incertidumbre política, económica y social, en contraposición a una progresiva efervescencia cultural. En el ámbito fotográfico, la revista Nueva Lente, que se había encargado, desde 1971 en Madrid, de aglutinar y promover las posiciones estéticas e ideológicas más vanguardistas, entraba ya en crisis. La experimentación, el recurso a la ironía, la banalización de lo cotidiano, la desautorización de la fotografía como fiel reflejo de la realidad habían sido hasta entonces los elementos discursivos más característicos del grupo de fotógrafos que se movió alrededor de Nueva Lente. Desde Barcelona, la galería Spectrum, fundada en 1973, actuaba como plataforma igualmente abierta a las nuevas tendencias, si bien desde posiciones más eclécticas.
En este contexto, coincidiendo además con un proceso de maduración artística y de relevo generacional de muchos de los fotógrafos vinculados a Nueva Lente y Spectrum, el trabajo de Humberto Rivas llegó a Barcelona como un soplo de aire fresco.
Después de un período de rechazo del realismo fotográfico y de hegemonía de las técnicas de manipulación, Rivas proponía regresar a un respeto absoluto por la presentación pura y directa de la realidad.