indudable que para las distintas escenas de la novela situada en época de Rosas –hacia 1840– Yente se documentó por medio de pinturas y grabados de Charles Henri Pellegrini y César Hipólito Bacle, por ejemplo, que le aportaron precisa información acerca de arquitectura, personajes, vestimentas, usos y costumbres de la Buenos Aires de entonces.
Un párrafo aparte merecen sus retratos familiares. Tal vez este sea el aspecto más íntimo de la producción de la artista. Comenzados a fines de la década del ’20, continuó realizándolos hasta el final de su vida e incluyó no solo a sus parientes sanguíneos sino también a los políticos. En la década de 1970 dio un giro poético a estas creaciones a través de sus “Ritratti ricordo”, ejecutados en Italia y expuestos en 1973 en la Galleria Schneider de Roma. Se trata de una serie de piezas para las que se valió –además de la memoria– de retazos de vestimentas, telas y adornos de antaño dispuestos en combinaciones de pintura y collage.