Esta fue una las etapas más prolíficas de Yente, cuando con su obra participó en los debates que en esa década se dieron en torno a la abstracción, sobre todo de la mano de los noveles artistas que en 1944 publicaron la revista Arturo –primera en la Argentina dedicada a esta modalidad–. Poco tiempo después, impulsados por esta nueva generación se formaron los distintos grupos del arte concreto.
Los miembros de uno de ellos –la Asociación Arte Concreto-Invención, con Tomás Maldonado a la cabeza– se acercaron a Yente y Del Prete, buscando sobre todo el apoyo legitimador de este último como introductor de la no figuración en el país. El momento coincidió con la exposición en que Yente, por primera vez, dio a conocer sus indagaciones en la tendencia. En octubre de 1945 presentó, en la Galería Müller, las pinturas y relieves abstractos realizados desde 1937. Esta exhibición, así como las posteriores realizadas tanto por ella como por su compañero, recibió el apoyo de estos jóvenes, que por un breve período paliaron el aislamiento en que estaban, sobre todo por la incomprensión del medio frente a su arte. Fueron años de fecundas y enriquecedoras polémicas, de exposiciones conjuntas, que tuvieron un límite en la independencia estética de la pareja. Ambos se movían sin solución de continuidad entre abstracción y figuración en una postura cuestionable para la ortodoxia concreta, que tenía en el rigor de la geometría y en la lucha contra toda “ficción representativa”, su dogma de fe.