Yente siempre parecía querer escapar de los rigores de las formas controladas, introduciendo perturbaciones plásticas que dieran variedad a la obra. En este sentido, esfumados, mezclas cromáticas de diferentes tintes en un mismo plano, huellas de trazos, tramas lineales u óleo aplicado con espátula aparecen con frecuencia en este período. A estos recursos, empleados en composiciones geométricas donde prevalecen las rectas, aunque no siempre las figuras regulares, sumó una serie de etéreos dibujos realizados con líneas moduladas de diseño espontáneo en el que predominan las curvas, que en su variedad cromática flotan ingrávidas sobre el blanco del papel. Son las que inician su etapa de abstracción libre.