1961. Podría especularse con que quizás la pequeña composición del 43 haya sido impulsada por la noticia y posible asistencia de Yente a la muestra de la colección de arte precolombino y popular de María Gisele Shaw, que se llevó a cabo el año anterior en las salas del Banco Municipal de Préstamos.
Lo que sí resulta más probable es que la artista se haya hecho eco de la prédica de Joaquín Torres García, que desde 1935 en su Montevideo natal, hablaba de la necesidad de amalgamar las contribuciones de los lenguajes de vanguardia, la herencia clásica de la sección aurea, el espíritu contemporáneo de las ciudades americanas traducido en una simbología propia y el repertorio de formas provenientes del mundo precolombino –en particular de la zona andina–, como medio de insertar al arte moderno producido en estas latitudes, en una tradición vernácula. De hecho la recopilación de las conferencias del creador uruguayo que explicitan estas ideas apareció publicada en Buenos Aires en 1944, bajo el título de
Universalismo constructivo.
La filiación de Yente con el legado torresgarciano fue establecida por Rafael Squirru en 1979, cuando observó las raíces americanas de su constructivismo, considerándolo uno de los rasgos distintivos de su arte y una de las diferencias definitivas con respecto a la producción de Del Prete. Además valoró sus trabajos como testimonio de la dimensión religiosa y el