tramas cerradas que identifican a los otros ejemplares del conjunto, finalizados en 1959.
Esta serie, expuesta íntegramente en la individual de 1960 en la Galería Yumar de Buenos Aires
–la pintura de 1957 referida ya había sido presentada en la retrospectiva abstracta de 1958–,
tiene unos cinco o seis ejemplares. En todos ellos resuenan los acordes cromáticos del último ciclo de Claude Monet, llevado a cabo en torno al fascinante jardín que construyó en Giverny. Los Nenúfares y el Puente japonés inspiraron a los jóvenes artistas de la posguerra en Europa y Estados Unidos, quienes encontraron en ellos una nueva manera de espiritualizar la materia a través del color puro propagado por la libertad expresiva de la mancha.
Aparentemente la expresión “Impresionismo abstracto”, fue acuñada en 1955 por Elaine de Kooning –pintora y crítica norteamericana– para referirse a las primeras abstracciones a pleno color realizadas por Philip Guston.
Pero antes, en los años 40, los jóvenes discípulos de Jean Bissière, entre ellos Jean Bazaine, Alfred Manessier, Charles Lapicque, Jean Le Moal o Gustave Singier, intentaban darles a sus obras tonalidades vibrantes, hurgando para ello en sus propias “tradiciones” modernas.
Lo cierto es que para el inicio de los años 50 la revaloración de Monet por parte de los abstractos pictoricistas que reivindicaban la preponderancia