del color por sobre la composición construida, remozó la tradición retiniana iniciada por el impresionismo.
Seguramente este fue el clima directamente apreciado en Europa por Yente en sus viajes de 1953 y 1954.
Sus trabajos del Impresionismo abstracto siguieron la paleta monetiana, superponiendo una trama de azules, celestes, verdes y lilas, iluminados con toques de amarillos, blancos y algún naranja. La pasta pictórica fue aplicada con espátula o untuosas pinceladas cuando aún las capas inferiores no habían secado, de manera de lograr infinidad de matices por mezcla parcial y espontánea, pero evitando siempre quebrar los tonos ensuciándolos. El resultado son atmósferas cromáticas radiantes que evocan las iridiscencias de la luz en el follaje y en el agua, en suma, son abstracciones hechas de sensaciones. Estas obras requirieron reflexión, dominio técnico y paciencia, virtud, esta última, quizá ajena a Del Prete.
Con las obras de 1960 la artista buscó variar la paleta, arriesgó combinaciones difíciles y liberó la manera de colocar el óleo –Sin título y Expansión. Sin embargo, en algunos trabajos mantuvo la pincelada sistemática y modular, pero ya no anclada a una sosegada trama perpendicular, sino creando el efecto centrífugo de la efusión energética, como en Composición dinámica N°1 y N° 2.
Notable en su trabajo es un conjunto de papeles de 1958 que en apariencia sólo se hicieron públicos en 2009, en ocasión de la exhibición