Cabe mencionar aquí una pequeña carpeta de cartón corrugado que contiene obras en gouache y collage sobre papel, titulada Un modesto testimonio, el juego mágico, realizada en 1984. Es un homenaje al piolín empleado por Del Prete desde sus composiciones abstractas de los años ’30. La artista lo convirtió en el personaje de una saga que recorre sus funciones utilitarias, su decadencia y su recuperación como protagonista de una obra plástica.
En 1985, nuevamente fue motivada por la producción de su marido. Llevó a cabo los que quizás fueron sus últimos trabajos: una serie de collages –Variaciones sobre un tema del libro "Del Prete"– basados en las pruebas de imprenta efectuadas para el volúmen escrito por Rafael Squirru que Gaglianone editó ese año sobre la obra del artista. Nuevamente recicló materiales que tenía a la mano y eran de gran significación personal. Con los pliegos a color correspondientes a las reproducciones, recortando planos cromáticos y recomponiéndolos en variadas composiciones, recreó los cuadros de Del Prete.