Viaja a Italia junto a Del Prete donde permanecen siete meses. Este viaje se repite en 1964, 65, 66 y 67. En esas oportunidades tiene ocasión de retratar a varios miembros de la familia de su marido, así como toma contacto por primera vez con la televisión y con todas las novedades que los medios de comunicación masiva le proporcionan. Bajo este impulso comienza a realizar la serie de collages que jalonarán su producción de la década, introduciendo los llamativos envoltorios diseñados para atraer el consumo de diferentes productos y los recortes de revistas de la época.
Los itinerarios, aparte de Génova y las ciudades donde Del Prete realizaba sus exposiciones –Roma, Milán, Albisola, Florencia, Verona, Torino, Brescia y Venecia–, también incluyeron visitas a Nápoles, Pompeya, Paestum y Ercolano, entre otras. Ya entonces comprenden la necesidad de establecer un taller en Génova. Poco después, y con ese fin, alquilan una propiedad en el mismo edificio en que vivía la hermana de Juan, que mantendrán hasta 1967.